
«Sin transformaciones, coherente y honestamente, cambió a sus modelos, sustituyó a Norka por los nuevos líderes, les aplicó toda la experiencia acumulada durante años de publicidad y marketing, asumió los «nuevos temas» (la Revolución, el pueblo) con el mismo lenguaje con que había triunfado en su carrera de fotógrafo de modas y comercial; «construyó» la imagen convincente; informativa, si, pero básicamente simbólica. Ahí radica en buena medida la «eficiencia» y la estética de su obra.»